lunes, 4 de abril de 2011

¡Dios Existe!

Es cierto. Al final resulta que tenían razón. Ha estado ahí, delante de nuestros ojos toda la vida y muy pocos lo han visto. Es verdad que es el Único, que todos los demás palidecen y se extinguen ante su presencia.Y es verdad que su reino es de los Cielos. Y es verdad que su fulgor es tan grandioso que ver su faz te cegaría. Y es verdad que somos hijos (y hermanos) suyos. Y es verdad que es el dador de toda vida. Y la esperanza luminosa que destruye las tinieblas. Es verdad que su ira provoca el huracán y la tormenta, pero su magnificencia nos da la lluvia vivificante, la brisa de verano y el renacer de cada flor en primavera. Siempre ha estado ahí, antes incluso de que el primer creyente le adorara. Y ahí seguirá después de que el último haya muerto. Es verdad, tenían razón. Dios existe aunque se oculte tras las nubes. Y cada día nos recuerda en él nuestro propio porvenir. Porque nace, se desarrolla y crece en esplendor, para morir después, justo antes de resucitar de nuevo en toda su grandeza. ¡Dios existe! Ellos, hace miles de años, lo sabían, y ahora lo sé yo. Dios existe y tú también lo sabes, porque es la estrella que te ilumina cada día al despertar. Sí, desengáñate, Él es Dios.

jueves, 10 de febrero de 2011

¿Por qué coño trabajo en lo que trabajo?

Esa es la pregunta que me hago cada día cuando veo a mi vecino salir de su garaje para ir a su curro por las mañanas. O eso creo yo, porque cualquiera sabe lo que va a hacer el tipejo ese cada día. El caso es que el nota se dedica al rollo ese del tarot y demás monsergas. Sí, como lo oyes (o lees). El fulano este se está forrando a base de contarle vaguedades al personal en un programa de radio que hace una emisora chunga por las mañanas. ¿Te he dicho que es una emisora chunga? Pos eso, que es chunga, chunga, que casi parece más un puto cuartucho de radioaficionados que una empresa dedicada al invento de Marconi. Y el tío tiene un Mercedes. Ojo, no es que yo quiera un cochazo como ese, que vaaaaa, la cosa es que jamás me hubiera imaginado que el tema diera para tanto. Es que (y esto es lo grande) la empresa esa se mantiene prácticamente gracias a la publicidad que genera el nota. Vamos, que esa emisora no la escucha ni su puta madre excepto en los minutos fijos cada mañana en que aparece el meapilas ese.

Y es que la cosa tiene su aquel. Yo ya lo conocía de antes, era jardinero por horas en no sé qué sitio y, aunque las cosas no le iban mal porque se ve que se le daba el tema, pues tampoco tenía como para un Mercedes, la tele de plasma que tiene colgada en el salón y el ordenata que se gasta (y que el muy hijoputa me enseñó el otro día, se ve que para darme envidia, que si no a ver por qué leches vas a comprarte un cacharro como aquel sólo para ver páginas de tías en bolas, que es lo único que debe hacer cuando regresa a casa). El caso, es que antes, cuando era jardinero, no tenía poderes que yo sepa y, a no ser que se pinchara la polla con las espinas de una petunia, no creo que ahora los tenga. Bueno, pues todo esto me ha llevado, después de una profunda reflexión (y depresión) a replantearme mi futuro laboral.

Sí, amigo mío, yo quiero ser Iker Jimenez o J.J. Benítez, ir por ahí haciendo el lila, inventando misterios de donde no los hay, grabando psicofonías en los retretes del extrarradio, y hablando en plan científico de las energías del cosmos, de las caras de Belmez y todas esas cosas tan interesantes hechas a la medida de las marujas aburridas que no tienen otra cosa que hacer y de los despistados que prefieren emborronarse las ideas con estos misterios en lugar de con los misterios de verdad, esos que van de qué hay detrás de la trama de blanqueo de capitales en Marbella o quién es el propietario real de los terrenos que rodean el proyectado (y en estos momentos realizado) Puerto de Granadilla en Tenerife. Esos sí que son misterios y no los de José Gregorio, el gilipollas ese de las gafitas que hay por ciertos Días.

Aquí tienes un vídeo de cómo al Benítez  se la meten doblada con unas rocas más falsas que un duro de madera. Por cierto, él se resarció con nosotros y le vendió a TVE su serie por unos 8 millones de euros (te recuerdo que TVE la pagas tú y yo con nuestros impuestos).
Como has podido ver, Arqueología en estado puro. 

En fin, que ya mismo me estoy buscando en la wikipedia cómo se hace eso de tener poderes, en qué universidad de  mierda se saca el postgrado de Rostrum Durus Quetecagus y así apuntarme al club de Vagos y Maleantes, hacerme un hueco en una puta emisora local de televisión, escribir un par de libros que no leerá ni mi tía y hacerme de oro como ese mismo que cagó el moro.

Lo dicho, que les vayan dando.

jueves, 3 de febrero de 2011

La Odisea del ADSL

Imagínate este cuadro. Tú estás en tu casa tranquilamente, conectado a internet haciéndote una paja o lo que te salga del mismo sitio y de repente alguien llama a la puerta. Normalmente pasas del tema y dejas que sigan dándole al timbre hasta que se les quede el dedo en carne viva, pero ese día no, por algún motivo que sólo Mitra es capaz de discernir, te sientes cívico (o con ganas de pelea) y vas y abres. Y este habrá sido tu primer error. No porque el que haya al otro lado del umbral sea un Testículo de Jeovah, Jeoviene, o como se diga, no, será el principio del fin porque te encontrarás con algo mil veces peor: Un vendedor de Vodafone. Sí, has leído bien, un tipo de esos que te intenta camelar para que te pases a su compañía y abandones como a un viejo en una gasolinera a la que has tenido toda la vida. Y el tipo te tienta, te saca un plastiquito de colores y te pinta una nueva vida de ídem a base de descuentos, conexiones wifi y mil paridas más que hasta ese momento maldita la falta que te hacían. Y tu caes, y le dices que sí, y rellenas un contrato y lo firmas, y entonces, sí querido amigo, estás jodido. Y no lo digo porque sea de Vodafone, porque lo mismo te hubiera pasado con Telefónica, Ono, Jazztel, Orange o la puta madre que los parió a todos. Y es que a partir de ahí viene la tela.

Como en el timo de la estampita tú quieres buscar el mayor beneficio para ti mismo (nos ha jodido, ¿no?, vas a buscar el suyo) y ahí también hay trampa porque hay algo que no has leído con atención en el contrato que acabas de firmar: La Permanencia. Eso sí que es una palabra que acojona y no el Apocalipsis ese. Y cuando te llaman los de la otra compañía, los de toda la vida, y te preguntan que si has decidido dejarlos, que por qué eres así, que qué mal te han hecho ellos, y tú les dices que es que el otro me ofrecía el infinito y más allá, entonces el nota, con un morro que se lo pisa, va y te dice que él puede hacerte una oferta mejor que la del otro, y entonces a ti se te queda cara de panoli y piensas (ya que no tienes velocidad o cojones para decírselo a la cara) ¿eso no me lo podías haber dicho hace un mes y así nos hubiéramos ahorrado todo este follón? Lo que te lleva un poco más allá y te preguntas ¿acaso el precio de sus servicios no eran los ajustados, como me habían dicho, y en realidad he estado pagando como un gilipollas una cantidad abusiva que fácilmente podrían haber reducido a la mitad si hubieran querido? Y entonces, rizarás el rizo y concluirás: Menudos Hijos de la Gran Puta. Pero tú, que eres educado, te callarás y escucharás su nueva oferta, que sí, que mejorará la del otro, y tú dirás pos nada, mi cielo, contigo pan y cebolla, y entonces le preguntarás y ahora qué hago yo con el otro, cómo se lo cuento, y él te dirá, tranquila, mujer, que de eso me encargo yo. Y no, porque será mentira, en realidad no se encargará de nada, te dirá que lo único que él puede hacer es detener el proceso de portabilidad y que tendrás que hablar con los otros y decirles que te den de baja y entonces ellos te dirán que llames al 123, que me saldrá un robotito de mierda, que te dará todas las opciones del mundo menos exactamente la que necesitas y te colgará y entonces llamarás diez veces más hasta que por fin un tipo o tipa allá en Costa Rica o Cuba o donde Baal perdió los calzones te dirá que has llamado al departamento equivocado, que deberás ponerte en contacto con el de bajas, y tú le dirás que eso es exactamente lo que quisieras pero que no te dejan, y entonces te dirá que vuelvas a llamar al 123 y pulses la segunda opción mientras contienes la respiración y haces el pino, y tú lo harás, obediente que eres, y al final te saldrá alguien (después, claro de que hayas agotado las batería del móvil desde el que llamabas) que te dirá los pasos exactos que tendrás que llevar a acabo para darte por fin de baja y devolver los putos equipos que previamente has pagado y tu sorpresa será mayúscula cuando entre esos pasos está ¡enviar un fax! (sí, colega, esa tecnología desfasada y obsoleta que ya nadie usa) más que nada por tocar los cojones y tengas que ir a una tienda Vodafone (que antes las habría en cada esquina, pero ahora hay una sola para toda la ciudad) y pedirles por favor que te envíen el puto fax ese de mierda. ¿Y crees que la cosa acaba aquí? Pues no sabría decirte porque encima los notas, ni cortos ni perezosos, te cargarán el primer recibo en la cuenta del banco por el puto morro. Recibo que tú devolverás porque no está el horno para bollos, y ahí hay otra trampa que se disparará el día menos pensado. ¿Qué? ¿Sigues ahí? Pues ya sabes lo que te digo... ¡Que les vayan dando!

Más triste es robar...

Pues sí, querido lector que en este momento te ha dado por leer esta pedazo de mierda de blog. No nos dejan muchas opciones, no. Así que, aunque sólo sea por quitarme la mala sangre he hecho este espacio ridículo y triste en el que patalear a gusto por las injusticias, gilipolleces y marranadas del personal en general y en particular.

Estoy seguro de que muchas de las cosas que iré poniendo por aquí te habrán pasado a ti (o pronto te pasarán), así que, ya sabes, te acompaño en el sentimiento.

Que Mitra nos ayude porque lo que es otro...